¿ Qué son las varices y cuáles son sus síntomas ?

El sistema circulatorio de las piernas esta formado por arterias, venas y vasos linfáticos. Las arterias principales son las femorales que se ramifican en otras más pequeñas que van recorriendo la extremidad y acaban formando una extensa red de arterias y capilares. A continuación de los capilares se original las vénulas que son el principio del sistema venosos y se reúnen formando venas de mayor tamaño. A diferencia del sistema arterial, el venoso es doble, existiendo uno profundo y otro superficial.

El sistema profundo se encuentra entre las aponeurosis  musculares y sigue el mismo recorrido que las arterias aunque en dirección inversa. El sistema venoso superficial en cambio, está formado por las venas que se encuentran en el territorio comprendido entre la piel y la aponeurosis de los músculos. Las dos venas más importantes de este sistema superficial son las safenas interna y externa. Entre ambos sistemas existen comunicaciones que son las llamadas venas perforantes o comunicantes. Normalmente, la mayoría de la sangre que retorna de las piernas, lo hace por el sistema profundo, siendo el superficial complementario a este.

Las venas de las piernas cuentan a lo largo de su recorrido de unas válvulas que impiden la circulación retrógrada y hacen que la sangre ascienda. Su función es especialmente importante durante la bipedestación o sedestación porque en esa situación, la circulación de la sangre se realiza en contra de la gravedad.

En ocasiones, el funcionamiento de estas válvulas es defectuoso, produciendo que la sangre se acumule retrógradamente, dilatando la pared venosa y produciendo la aparición de varices. Las varices son dilataciones de las venas que suelen acompañarse de tortuosidad.

Funcionamiento de las válvulas venosas

Tipos de varices

Arañas vasculares o telangiectasias: Son dilataciones de los plexos venosos subepidérmicos visibles a simple vista porque se localizan inmediatamente debajo de la piel. Pueden ser lineales o formar trayectos sinuosos en forma de tela de araña o racimo.  Suelen ser de color rojizo o violáceo y su grosor no supera los 2-3 mm. Son pequeños vasos que proceden de venas de mayor tamaño, reticulares o perforantes, que es necesario localizar y tratar adecuadamente ya que si no se hace, se mantiene el origen de la patología y las arañas vasculares reaparecen siempre.

Varices reticulares: Son venas dilatadas que se encuentran justo por debajo de la piel. En su fase inicial, se dibujan como venas verdes planas que siguen trayectos erráticos para posteriormente ir abultándose y gradualmente aumentando su relieve. No siempre son perceptibles a simple vista, pero pueden causar molestias como dolor, fatiga, pesadez y cansancio.

Varices tronculares: Dilatación de las grandes venas del sistema venosos superficial, la sanea interna o la externa.

Síntomas de las varices

Hinchazón de piernas, tobillos y pies

Dolor, sensación de pesadez y calambres

Picor

Cansancio precoz

Decoloración marrón de la piel

Úlceras

Factores de riesgo para la aparición de varices

  • Antecedentes familiares de varices.
  • Sexo femenino. Los cambios hormonales durante el embarazo, la premenstruación o la menopausia pueden ser un factor de riesgo debido a que las hormonas femeninas relajan la pared de las venas y favorecen el éstasis venoso. Los tratamiento son hormonas como las píldoras anticonceptivas también pueden aumentar el riesgo.
  • Embarazo. El aumento del volumen sanguíneo que se remansa en las piernas y los cambios hormonales pueden favorecer la aparición de varices.
  • Obesidad. Tener sobrepeso aumenta la presión venosa.
  • Situaciones que impliquen sedestación o bipedestación durante períodos prolongados. La sangre circula peor tras permanecer mucho tiempo en la misma postura porque se reduce la contracción de los músculos que es uno de los factores que favorece el retorno venoso.